Helsinki: La Catedral Blanca

Realmente pienso que este país se parece muchísimo a su clima. Pero es como todo lo de Finlandia, un oligopolio de dos cosas. Dos países diferentes el uno del otro; Uno blanco de nieve y otro verde de naturaleza; Uno donde la noche es la reina, y otro donde el día no llega a terminar para comenzar un nuevo día; Un país de temperaturas de -24 grados, y otro país de temperaturas +24. Un país donde circulan los coches por el mar, y otro país lleno de barcos de recreo.

Lo que jamás pensé, sería encontrarme un país tan lleno de luz. Da igual la época del año en la que uno se encuentre, siempre hay luz. Aunque si que es verdad que durante el invierno hay una época un tanto oscura que ocupa hasta que cae la primera nevada. Cuando sucede eso, sabes que la luz no te va a abandonar, y piensas en la nieve como una aliada que seguirá fiel con uno hasta la fiesta de Vappu (el 1 de mayo) donde desaparece milagrosamente con el frio.

Pero sean dias mas claros o mas oscuros, en Helsinki hay un edificio que brilla como por arte de magia. Es la catedral blanca o Tuomiokirkko, el edificio quizás mas representativo de la ciudad. La primera vez que la vi me quedé con la boca abierta, sabía que me encontraría era una catedral blanca, pero no pensaba que lo fuera tanto. Si parece que la lavan todos los días con lejía ;)

Vista desde la calle museo que viene desde el puerto

Se encuentra en posición privilegiada en lo alto de una colinita justo detrás del ayuntamiento, esto hace que dado que los edificios del centro son muy bajos, la catedral blanca puede ser vista desde mucha distancia a la redonda.

La Catedral desde Makasiniterminali en Enero

El emplazamiento no puede ser mejor, y dado que normalmente se accede desde la calle Aleksanterinkatu, uno ve la catedral desde un punto de vista en el que uno se siente en inferioridad.

La catedral blanca este pasado domingo, cuando me voy al karaoke jebi ;)

Las malas lenguas dicen que lo hicieron así para que se den cuenta del poder que tienen, uno abajo, y ellos arriba de esas escalinatas tan largas, en un edificio blanco y resplandeciente como las nubes. Yo creo que aunque no sea éste un comentario erroneo del todo, es básicamente por envidia, por tener a sus pies el centro histórico de esta moderna y modesta ciudad.

Sea como fuere, el edificio de la catedral blanca de Helsinki observado desde la plaza que tiene a sus pies, crea un juego visual maravilloso que hace que nos olvidemos del reducido tamaño de la misma.

La historia de la catedral comienza cuando los rusos deciden reconstruir la ciudad devastada por la guerra mantenida con los Suecos. Es obra de C.L.Engel, arquitecto del Zar, y fue finalizada en 1852.

Mi crítica hacia ella ha sido como tantas cosas en este país, una diferencia cultural. Viendo un edificio tan majestuoso en su exterior, imaginé que sería igual en su interior y no. Acostumbrado a las catedrales españolas cuyo exterior rivaliza con su interior, jamás pensé que me encontraría un interio simplemente de paredes blancas inmaculadas, nada a destacar, ni siquiera el fresco de la cúpula de la cruz griega que forma el edificio. Si, bueno quizás puede destacar el bonito órgano que tiene. Esta es la razón por la que no enseño fotos de su interior, para que cada uno se imagine maravillas de cómo es.

La verdad es que me costó entender porqué era tan soso el interior comparado con el exterior, y fue cuando me hablaron del pragmatismo nórdico; ¿para que se creó? ¿para que te quedes mirando a las paredes o para dar misa? ¿y no cumple su función? pues tienen razón, sirve para lo que se creó ;)

Esta creo que es la estatua del Zar Alexander, osea, el que pagó la obra.

La verdad que me gustaría que pudieseis ver el edificio los días de mucho sol. Destaca porque mirar hacia el edificio hace daño al reflejar la luz de esa manera. Es como algo mágico. Me gusta.

La verdad que me gustaría saber de que material está hecha, siempre inmaculada.

En invierno le hacen un caminito en las escalinatas

Una de las imágenes que me llevo en la retina para mi para siempre, es de la catedral blanca desde la plaza, en uno de esos eternos atardeceres del verano el cielo entre rojo y púrpura, con pequeñas nubes haciendo juegos cormáticos, la semioscuridad, y la catedral alzándose desafiante con ese blanco radiante pero con matices ocre y rosas por el sol. Me gustaría haber podido haberoslo enseñado porque me faltó muy poco para soltar una lágrima.